Los procesos de coaching persiguen que los individuos incorporen lo aprendido a su día a día y permiten, entre otras cosas:
• Garantizar que las técnicas o las habilidades aprendidas se ponen realmente en práctica.
• Ayudar a los coachees a superar las dificultades u obstáculos que le surjan en su puesto de trabajo y que hacen peligrar cualquier cambio de comportamiento o de actitud en las personas.
• Apoyar a los coachees a vencer la tradicional resistencia al cambio que existe, por lo general, en las organizaciones.
• Gestionar con éxito sus carreras profesionales y evitar “el descarrilamiento” que se produce en ciertas ocasiones.