• Compromiso, tanto por parte de la Dirección/Organización como de los individuos que participan en el proceso de mejora.
• Consideración del proceso de coaching como un ejercicio positivo de desarrollo profesional, hablando de él abiertamente, evitando crear actitudes defensivas.
• Identificación clara de las áreas de mejora por parte del coach y del coachee.
• Establecimiento de expectativas de mejora profesional realistas y definición clara de un plan de acción.
• Asunción por parte del coachee de un rol activo para llevar a cabo su plan de mejora.
• Aceptación por parte del coachee de que la evolución personal conlleva normalmente la asunción de algún riesgo.
• Respeto absoluto del deber de confidencialidad durante todas las sesiones, obligado incluso respecto a la Dirección de la empresa en los casos en que es ésta quien contrata el servicio.